Es una de las historias más injustas que conozco, e incluso puedo decir que también una de las más trágicas: Alan Turing, uno de los genios más grandes que ha visto la historia, pionero de la computación con el modelo de la Máquina de Turing, padre de las ciencias de la computación, de la inteligencia artificial, matemático, criptoanalista, y que tuvo como trabajo durante la Segunda Guerra Mundial romper códigos de la milicia alemana (fue uno de los responsables de romper el código Enigma), en 1952 se vio en problemas por ser homosexual, en una época donde serlo era considerado un acto criminal. Se vio forzado a aceptar tratamiento con hormonas masculinas, un proceso más bien conocido como castración química, como alternativa a la cárcel; desgraciadamente falleció en 1954, cometiendo suicidio por envenenamiento con cianuro, lo cual desde mi perspectiva fue el resultado de toda la humillación a la que fue sometido.
Así que hoy, casi sesenta años después, Alan Turing recibió un perdón Real, gracias a la presión de muchas luminarias como Stephen Hawking, así como de activistas de los derechos gay, entre muchos otros. Este perdón viene después de la disculpa del gobierno en 2009, en la que se disculpan por el terrible trato que le dieron a Turing, mismo que lo llevó a su fatídico final a los 41 años de edad.
Ojalá que el tiempo los ponga a todos en su lugar, y recordemos y celebremos (sobre todo generaciones futuras) a Alan Turing por sus magníficas contribuciones a la humanidad.